29 de octubre de 2014

DESACATO/Arrobo

Malgastar el tiempo y tal.

Hacer cosas, muchas cosas, que te revaloricen. Valor, que significa a la vez, coraje y provecho.

Nunca vas a disfrutar ni atender todo lo que se ha producido"". Consumir la inteligencia es abrazar el aire, porque las competencias de la mente no son negocios del esfuerzo sino del efecto.

Hay tantas maravillas en este mundo, las quiero todas. Que hagan una película joder, para que pueda leerme el libro y decir que la peli era una bazofia; los planos conseguidos, una trama coherente, fotografía insuperable pero con el aura del manuscrito violada y dilapidada por las pretensiones postmodernas del autor. Algo así, luego me iría caminando hacia atrás y poniéndome unas gafas (molonas).

Hablando de gafas ¿sabéis que las mías no se pueden cerrar? Tienen los tornillos oxidados. Es que me ducho con ellas.

Quiero la puerta de Doraemon.

Quiero follar alguna vez con mis musas.

Quiero que el dueño del videoclub de ficciones me deje pasar la noche allí de vigilante o limpiando o algo así. Verme cinco películas cada noche. No necesitar dormir para poder hacer lo anterior.

No necesitar dormir para hacerlo solo para soñar. En plan, no lo necesito, lo hago por soñar. Pero se acabo la faena de no acordarse de nada, si duermo sueño y si sueño, me acuerdo. Hombre ya.

Que haya una pantalla digital REM sobre mi cama en la que se encienda un aviso de: sueño molón>> NO DESPIERTEN. ((A un amigo le despertaron justo cuando estaba a punto de despegar con un caza CREES-TÚ-QUE-HAY-DERECHO-?))

Me gusta mucho, mucho leer. A veces siento que no leo solo por mí. Que lo hago por mucha gente, por gente a la que quiero mucho, algunos los conozco y otros no, pero los quiero y leo por ellos.

Las personas que escriben de esa manera que te encienden por dentro, esa gente luminosa. Me encanta trabarme con ellos en una alianza de belleza. Yo los escucho desnudo de preconcepciones, ellos vocean desbordando el mundo. La belleza aparece y salva. Es, es una comunidad, una comunión, una pluralidad de estímulo y percepción alentando la fertilidad del momento. Yo nunca me sentí bello ayer, ni mañana, y es en la superficie ser lo que sientes siendo bello ahora...y es en el fondo, concebir en un estadio extraño pero íntimo la participación única y universal de la armonía. ARROBO PASMO ENSIMISMAMIENTO GRACIA

5 de octubre de 2014

Combatiendo al monstruo


    Durante mucho tiempo te ha atormentado, persiguiéndote desde la realidad hasta tus sueños, siempre incansable, incesante en su afán de hacer de ti el ser más mísero sobre la faz de la Tierra. Invisible, intangible, pero cuya sombra pesa sobre el alma como el efecto de mil atmósferas. Te encoge, te engulle con lentitud mientras disfruta de su agoniosa victoria, te envuelve con su hedor a frustración y reproches, haciéndote cada vez más minúsculo, esculpiéndote a su tirana voluntad.

    Un día te cansas y decides alzarte y luchar. Desenvainas la espada de tu Verdad y lanzas fieras estocadas al aire, esperando que la suerte te sonría y aciertes milagrosamente en tu oponente.
Pasa el tiempo y la suma de tus derrotas merma tu determinación, pues es harto improbable (¡ay!, y creedme si os digo que lo es) seguir luchando a ciegas con semejante Quimera. ¿Cómo hacer frente entonces al peor de tus enemigos, a falta de tus propios sentidos?

    Antes de seguir, es necesario un acto de serena y profunda meditación. Parar un segundo, concentrarse al máximo, y razonar hasta el absurdo. Respirar hondo, dejando la espada a un lado y la guardia baja. Descubrir el patrón que se repite, sin que te dieses cuenta hasta ahora, mientras vas trazando poco a poco un minucioso mapa de su baile. Danzas con él durante unos aterradores instantes más, y finalmente abres los ojos. Y lo ves ante ti, con su horrible rostro deforme, sus desagradables colores y su voz tan irritante. Lo ves todo. Ya puedes ponerle un nombre, ya sabes a lo que te enfrentas: “soledad”, “fracaso”, “rechazo”, “inseguridad”.

    Y lloras de la más pura y anodina felicidad, pues el problema en verdad era muy simple pero sencillamente no eras capaz de verlo. Recoges tu espada y la hundes en las entrañas de la Bestia, mientras sus sollozos te hacen más grande y restauran de ti lo que creías haber perdido. Vuelves a sonreír como hacías hace tiempo, irradias victoria por todos los poros de tu piel. Y das gracias por esa idea feliz que te hizo parar un segundo, un segundo vital en una lucha a contrarreloj contra tus miedos y contra ti mismo.

    Buscad todos ese segundo, y seréis libres.